Junto con las risas de los clientes que estaban cerca, escuché a una señora comentar: "Eso es lo que está mal en este país, los niños de hoy en día no saben como orar, pedir a Dios helado... ¡Nunca había escuchado esto antes!" Al oír esto, mi hijo empezó a llorar y me preguntó: "¿Lo hice mal? ¿Está enojado Dios conmigo?
Sostuve a mi hijo y le dije que había hecho un estupendo trabajo y Dios seguramente no estaría enojado con él.
Un señor de edad se aproximó a la mesa. Guiñó su ojo a mi hijo y le dijo: "Llegué a saber que Dios pensó que aquella fue una excelente oración".
¿En serio? - Preguntó mi hijo. - ¡Por supuesto! Luego en un susurro dramático añadió, indicando a la mujer cuyo comentario había iniciado aquel asunto: "Muy mal, ella nunca pidió helado a Dios. Un poco de helado, a veces es muy bueno para el alma".
Como era de esperar, compré a mis niños helado al final de la comida. Mi hijo se quedó mirando fijamente el suyo por un momento y luego hizo algo que nunca olvidaré por el resto de mi vida. Tomó su helado y sin decir una sola palabra avanzó hasta ponerlo frente a la señora. Con una gran sonrisa le dijo: "Tómelo, es para usted. El helado es bueno para el alma y mi alma ya está bien".
Rosa Bolaños
Fuente:Encuentra.com
Imagen: sarablak.blogspot.com
tienes un premio para el blog en mi blog. ven a recogerlo.http://nuevalucy.blogspot.com/2012/02/un-premio.html. Soy Lucy.
ResponderEliminarGracias Lucy por compartir el premio con nosotros! y Felicidades por ello... Un gran abrazo
ResponderEliminarmuchos adultos nos olvidamos de que una vez fuimos niños y rezamos como adultos oraciones aprendidas de siempre y nos olvidamos de hablar con Jesus como lo hace un niño, con confianza, con inocencia. Deberiamos volver a pedir como ese niño, aunque los demas piensen que pedir esas cosas esta mal.
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