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martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz 2014....


En éste año 2014 deseo
 un año cargado de bendiciones para todos los niños del mundo!!! ...que no les falte el amor incondicional de mamá, y  papá ...todos bajo la protección del Niñito Divino, y de Nuestra Madre Santísima !...



...un poco de humor...




martes, 24 de diciembre de 2013

Oración de la familia ante el Nacimiento en la Nochebuena (Antes de las 12)



Lector 1:
Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra:

En esta noche santa te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Gracias por las personas que trabajan con nosotros.

Bendícenos en este día tan especial en el que esperamos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a preparar nuestros corazones para recibir al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos aquí reunidos para adorarlo y darle gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas.

Hoy al contemplar el pesebre recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un cálido hogar.

Lector 2:
Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarle a otros el amor que Tu nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia.
Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote.

(En este momento alguien de la familia pone al Niño Jesús en el pesebre o si ya esta allí se coloca un pequeño cirio o velita delante de El).

Lector 3:
Santísima Virgen Maria, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu amor y protección. Sabemos que dia a dia intercedes por nosotros y por nuestras intenciones, gracias Madre.

Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás.
Amén

Padre Nuestro,  Ave Maria,  Gloria

https://www.facebook.com/pages/Jes%C3%BAs-Eucarist%C3%ADa/198249970277548



FELIZ NAVIDAD!!!

sábado, 21 de diciembre de 2013

Consejo de un exorcista para esta Navidad




"Seamos realmente seguidores de Cristo. No compitamos en esta Navidad por quién regala más y mejores cosas. No seamos víctimas de la SOCIEDAD DE CONSUMO que mueve y utiliza las fiestas litúrgicas para fines materiales.
No nos dejemos utilizar por el espíritu del mundo. ¡¡¡CRISTO NACE POBRE!!! Y comprar sin medida para dar una sorpresa momentánea cuando tantos mueren de hambre y no son socorridos es una burla a la misma vida cristiana que debemos llevar.
Podemos utilizar ese dinero para salir con nuestros hijos, amigos, parientes a distribuír comida a los pobres que están en las calles por todos lados. Esto es mejor que regalar algo que queda en el olvido y luego se tira.
Nos regalamos cosas entre nosotros.... Pero el homenaje es para el Niño Dios que no recibe nada. Enseñemos a nuestros hijos y hagámoslo nosotros también:
Coloquemos una urna a los pies del niñito Jesús para depositar diariamente a través de un papel, los sacrificios, ofrendas, oraciones, prácticas de virtudes que hemos hecho. Al final tendremos el regalo que él quiere.
Hagamos una buena y santa confesión de nuestros pecados y será la Navidad más auténtica que hayamos vivido.
No acostumbremos a nuestros niños a darle regalos cuando el homenajeado es el mismo Niño que sufrió, murió y resucitó por ellos.
Que todas nuestras miradas vayan a Cristo pobre y humilde que nace para nuestra salvación y que nos recuerda su segunda venida: venida que se realizará en el momento menos pensado, pero "pronto".
Acudamos al Inmaculado Corazón para que nos prepare a recibir a Jesús. Ese puede ser un regalo maravilloso: ir al Inmaculado Corazón para encontrar cita con el Niño allí, en el altar de las bodas de la naturaleza divina y humana. Feliz Navidad".
(Padre Carlos Spahn - Exorcista)

martes, 10 de diciembre de 2013

VIRGEN DE LA ESPERA




 
"Madre de la aurora tráenos al Señor,
que nuestra pobreza haga de horizonte donde salga el sol.

Madre peregrina, Virgencita de Belén,
tráenos la Buena Nueva,
Virgen de la espera, haznos renacer.

Alegría de los pobres, Madrecita del Amor,
Amor hecho Niño que une en su carne al hombre con Dios.
Ilumina nuestra espera, que se haga realidad,
ven a transformar la noche en luz de navidad.

María de la esperanza, prepáranos para recibir a Dios.
Que tus dos manitas recuesten al Niño en nuestro corazón".


 https://www.facebook.com/CristoesmiTesoro

martes, 12 de noviembre de 2013

A María, por los niños de Filipinas...

Una foto que es un humilde signo de esperanza para todo el pueblo Filipino. En medio al dolor y a la destrucción causado por el Tifón Haiyán, una sucia y magullada estatua de la Virgen María se mantiene intacta y en pie. Hoy nos toca a todos rezar mucho por el valiente pueblo Filipino; no es la primera vez que la fe, el coraje y la solidaridad de este pueblo, renacen redoblados ante el dolor y la cruz - Catholic Link


 Estrella del Mar (Stella Maris)

Salve, del mar Estrella, Salve, Madre sagrada De Dios y siempre Virgen, Puerta del cielo santa.
 
Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata
.

La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa
.

Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas
.

Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.


Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.


Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias.





Lope de Vega, poeta español, (1562-1635)

miércoles, 9 de octubre de 2013

Cómo somos transformados por el Padrenuestro?

El Padrenuestro nos permite descubrir, llenos de alegría, que somos hijos de un único Padre. Nuestra común vocación es alabar a nuestro Padre y vivir entre nosotros como «un solo corazón y una sola alma» (Hch 4,32). [2787 -2791, 2801]

Puesto que Dios, el Padre, ama a cada uno de sus hijos con el mismo amor exclusivo, como si fuera el único ser objeto de su afecto, nosotros tenemos que tratarnos entre nosotros de un modo totalmente nuevo: llenos de paz, respeto y amor; de forma que cada uno pueda ser la regocijante maravilla, que realmente es en presencia de Dios.




Si el Padre está «en el cielo», ¿dónde está ese cielo?


El cielo está allí donde está Dios. La palabra cielo no indica ningún lugar, sino que designa la existencia de Dios, que no está sometido ni al tiempo ni al espacio. [2794-2796, 2802]
No debemos buscar el cielo por encima de las nubes. En cualquier lugar donde nos dirigimos a Dios en su gloria y al prójimo en su necesidad; allí donde experimentamos la alegría del amor; donde nos convertimos y nos dejamos reconciliar con Dios, allí se abren los cielos. «No donde está el cielo está Dios, sino que donde está Dios está el cielo» (Gerhard Ebeling).





¿Qué quiere decir: «santificado sea tu Nombre»?


Santificar el Nombre de Dios quiere decir ponerlo por encima de todo. [2807-2815, 2858]
El «nombre» en la Sagrada Escritura señala la verdadera esencia de una persona. Santificar el nombre de Dios significa hacer justicia a su realidad, reconocerlo, alabarlo, hacerlo respetar y honrar, y vivir conforme a sus mandamientos.




¿Qué quiere decir «venga a nosotros tu reino»?


Cuando decimos «venga a nosotros tu reino», pedimos que Cristo regrese, como ha prometido, y que se implante definitivamente la soberanía de Dios, que ya ha comenzado aquí. [2816-2821, 2859]
Francois Fénelon dice: «Querer todo lo que Dios quiere, quererlo siempre, en toda ocasión y sin reservas, esto es el reino de Dios que está en el interior» 89,91



¿Qué quiere decir «hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo»?
Cuando oramos para que se cumpla universalmente la voluntad de Dios, pedimos que en la tierra y en nuestro propio corazón sea ya todo como es en el cielo. [2822-2827, 2860]
Mientras nos apoyemos en nuestros propios planes, en nuestros deseos y en nuestras ideas, la tierra no se podrá convertir en el cielo. Uno quiere esto, el otro quiere lo otro. Pero nuestra felicidad la encontramos cuando queremos conjuntamente lo que Dios quiere. Orar es hacer sitio en esta tierra, paso a paso, a la voluntad de Dios. 49-50,52






¿Qué quiere decir «danos hoy nuestro pan de cada día»?

Pedir el pan de cada día nos convierte en personas que lo esperan todo de la bondad de su padre celestial, también los bienes materiales y espirituales necesarios para vivir. Ningún cristiano puede formular esta petición sin pensar en su responsabilidad real por todos aquellos a quienes en el mundo les falta lo necesario para vivir. [2828-2834,2861]



¿Por qué el hombre no vive sólo de pan?


«No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4, según Dt 8,3). [2835]
Esta palabra de la Escritura nos recuerda que los hombres tienen un hambre espiritual que no se puede saciar con medios materiales. Se puede morir por falta de pan; pero también se puede morir porque sólo se ha recibido pan. En el fondo somos alimentados por aquel que tiene «palabras de vida eterna» (Jn 6,68) y un alimento que no perece (Jn 6,27): la sagrada EUCARISTÍA.





¿Qué quiere decir «perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»?

El perdón misericordioso, que nosotros concedemos a otros y que buscamos nosotros mismos, es indivisible. Si nosotros mismos no somos misericordiosos y no nos perdonamos mutuamente, la misericordia de Dios no puede penetrar en nuestro corazón. [2838-2845, 2862]
Muchas personas tienen que luchar durante toda la vida para poder perdonar. El bloqueo profundo de la intransigencia sólo se disuelve finalmente mirando a Dios, que nos ha aceptado «siendo nosotros todavía pecadores» (Rom 5,8). Dado que tenemos un Padre bondadoso, son posibles el perdón y la vida reconciliada. 227,314




¿Qué quiere decir «no nos dejes caer en la tentación» ?


Como cada día estamos en peligro de caer en pecado y decir no a Dios, le suplicamos que no nos deje indefensos ante el poder de la tentación. [2846-2849]
Jesús, que experimentó él mismo la tentación, sabe que somos hombres débiles, que por nuestras propias fuerzas podemos oponer poca resistencia al mal. Él nos regala esta petición del Padrenuestro, que nos enseña a confiar en la ayuda de Dios en la hora de la prueba.



¿A quién se refiere la petición «líbranos del mal»?

Con «el mal» no se habla en el Padrenuestro de una fuerza espiritual o energía negativa, sino del mal en persona que la Sagrada Escritura conoce bajo el nombre de tentador, padre de la mentira, Satanás o diablo. [2850-2854,2864]

Nadie negará que el mal en el mundo tiene un poder devastador, que estamos rodeados de insinuaciones diabólicas, que en la historia a menudo se desarrollan procesos demoníacos. Sólo la Sagrada Escritura llama a las cosas por su nombre: «Porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas» (Ef 6,12). La petición del Padrenuestro de ser librados del mal pone ante Dios toda la miseria de este mundo y suplica que Dios, el Todopoderoso, nos libere de todos los males, como se expresa también en el EMBOLISMO.



¿Por qué terminamos el Padrenuestro con un «Amén»?


Tanto los cristianos como los judíos terminan desde muy antiguo todas sus oraciones con «Amén», con lo que quieren decir: «Así sea». [2855-2856, 2865]
Allí donde un hombre dice «Amén» a sus palabras, «Amén» a su vida y su destino, «Amén» a la alegría que le espera, se unen el cielo y la tierra y estamos en la meta: con el amor que nos creó en el principio. 165




lunes, 7 de octubre de 2013

Te saludo, María, Nuestra Señora del Rosario


Te saludo, María, Hija predilecta del Padre eterno. Te saludo, María, Madre admirable del Hijo. Te saludo María, Esposa fidelísima del Espíritu Santo.
 
Te saludo, María, mi amada Madre, mi amable Señora, mi poderosa Soberana. Te saludo, mi gozo, mi gloria, mi corazón y mi alma. Vos sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia. Pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego a Vos todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada ni para mí, ni para otros.

Si algo veis en mí que todavía no sea vuestro, tomadlo en seguida, os lo suplico, y haceos dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrade a Dios y plantad, levantad y producid todo lo que os guste.

La luz de vuestra fe disipe las tinieblas de mi espíritu; vuestra humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; vuestra contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; vuestra continua vista de Dios llene de Su presencia mi memoria, la caridad de vuestro Corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a vuestras virtudes mis pecados; vuestros méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haced, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el vuestro para conocer a Jesucristo y su divina voluntad; que no tenga más alma que la vuestra para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el vuestro para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Vos.
 
Para Vos el ver claro, sin tinieblas; para Vos el gustar por entero sin amargura; para Vos el triunfar gloriosa a la diestra de vuestro Hijo, sin humillación; para Vos el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios. Esta es, Bienaventurada Virgen María, la mejor parte que se os ha concedido, y que jamás se os quitará, que es para mí grandísimo gozo.
 
Para mí y mientras viva no quiero otro, sino el experimentar el que Vos tuvisteis: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Vos, sin interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia, que por pura misericordia os pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amenes: amén a todo lo que hicisteis sobre la tierra cuando vivíais; amén a todo lo que hacéis al presente en el Cielo; amén a todo lo que hacéis en mi alma, para que en ella no haya nada más que Vos, para glorificar plenamente a Jesús en mí, en el tiempo y en la eternidad. Amén.
 


sábado, 5 de octubre de 2013

A La Virgen María!...



¡Oh Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros candidísimos labios, que con gozo inexplicable imprimieron tiernos besos en el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.


DIOS TE SALVE MARÍA, 
LLENA ERES DE GRACIAS, 
EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO, 
BENDITA TU ERES ENTRE TODAS LAS MUJERES, 
BENDITO ES EL FRUTO DE TU VIENTRE JESÚS, 
SANTA MARIA MADRE DE DIOS, 
RUEGA POR NOSOTROS PECADORES, 
AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE. 

AMÉN


Fuente:mariamediadora.com

viernes, 4 de octubre de 2013

San Francisco de Asís




Dicen que a San Francisco lo declaró santo el pueblo, antes de que el Sumo Pontífice le concediera ese honor, y que si se hace una votación entre los cristianos (aún entre los protestantes) todos están de acuerdo en declarar que es un verdadero santo. Todos, aun los no católicos, lo quieren y lo estiman.



Nació en Asís (Italia) en 1182. Su madre se llamaba Pica y fue sumamente estimada por él durante toda su vida. Su padre era Pedro Bernardone, un hombre muy admirador y amigo de Francia, por la cual le puso el nombre de Francisco, que significa: "el pequeño francesito". Cuando joven a Francisco lo que le agradaba era asistir a fiestas, paseos y reuniones con mucha música. Su padre tenía uno de los mejores almacenes de ropa en la ciudad, y al muchacho le sobraba el dinero. Los negocios y el estudio no le llamaban la atención. Pero tenía la cualidad de no negar un favor o una ayuda a un pobre siempre que pudiera hacerlo. Tenía veinte años cuando hubo una guerra entre Asís y la ciudad de Perugia. Francisco salió a combatir por su ciudad, y cayó prisionero de los enemigos. La prisión duró un año, tiempo que él aprovechó para meditar y pensar seriamente en la vida. Al salir de la prisión se incorporó otra vez en el ejército de su ciudad, y se fue a combatir a los enemigos. Se compró una armadura sumamente elegante y el mejor caballo que encontró. Pero por el camino se le presentó un pobre militar que no tenía con qué comprar armadura ni caballería, y Francisco, conmovido, le regaló todo su lujoso equipo militar. Esa noche en sueños sintió que le presentaban en cambio de lo que él había obsequiado, unas armaduras mejores para enfrentarse a los enemigos del espíritu.

Francisco no llegó al campo de batalla porque se enfermó y en plena enfermedad oyó que una voz del cielo le decía: "¿Por qué dedicarse a servir a los jornaleros, en vez de consagrarse a servir al Jefe Supremo de todos?". Entonces se volvió a su ciudad, pero ya no a divertirse y parrandear sino a meditar en serio acerca de su futuro. La gente al verlo tan silencioso y meditabundo comentaba que Francisco probablemente estaba enamorado. Él comentaba: "Sí, estoy enamorado y es de la novia más fiel y más pura y santificadora que existe". Los demás no sabían de quién se trataba, pero él sí sabía muy bien que se estaba enamorando de la pobreza, o sea de una manera de vivir que fuera lo más parecida posible al modo totalmente pobre como vivió Jesús. Y se fue convenciendo de que debía vender todos sus bienes y darlos a los pobres. 

Paseando un día por el campo encontró a un leproso lleno de llagas y sintió un gran asco hacia él. Pero sintió también una inspiración divina que le decía que si no obramos contra nuestros instintos nunca seremos santos. Entonces se acercó al leproso, y venciendo la espantosa repugnancia que sentía, le besó las llagas. Desde que hizo ese acto heroico logró conseguir de Dios una gran fuerza para dominar sus instintos y poder sacrificarse siempre a favor de los demás. Desde aquel día empezó a visitar a los enfermos en los hospitales y a los pobres. Y les regalaba cuanto llevaba consigo.

Un día, rezando ante un crucifijo en la iglesia de San Damián, le pareció oír que Cristo le decía tres veces: "Francisco, tienes que reparar mi casa, porque está en ruinas". Él creyó que Jesús le mandaba arreglar las paredes de la iglesia de San Damián, que estaban muy deterioradas, y se fue a su casa y vendió su caballo y una buena cantidad de telas del almacén de su padre y le trajo dinero al Padre Capellán de San Damián, pidiéndole que lo dejara quedarse allí ayudándole a reparar esa construcción que estaba en ruinas. El sacerdote le dijo que le aceptaba el quedarse allí, pero que el dinero no se lo aceptaba (le tenía temor a la dura reacción que iba a tener su padre, Pedro Bernardone) Francisco dejó el dinero en una ventana, y al saber que su padre enfurecido venía a castigarlo, se escondió prudentemente. Pedro Bernardone demandó a su hijo Francisco ante el obispo declarando que lo desheredaba y que tenía que devolverle el dinero conseguido con las telas que había vendido. El prelado devolvió el dinero al airado papá, y Francisco, despojándose de su camisa, de su saco y de su manto, los entregó a su padre diciéndole: "Hasta ahora he sido el hijo de Pedro Bernardone. De hoy en adelante podré decir: Padrenuestro que estás en los cielos". El Sr. Obispo le regaló el vestido de uno de sus trabajadores del campo: una sencilla túnica, de tela ordinaria, amarrada en la cintura con un cordón. Francisco trazó una cruz con tiza, sobre su nueva túnica, y con ésta vestirá y pasará el resto de su vida. Ese será el hábito de sus religiosos después: el vestido de un campesino pobre, de un sencillo obrero.

Se fué por los campos orando y cantando. Unos guerrilleros lo encontraron y le dijeron: "¿Usted quién es? – Él respondió: - Yo soy el heraldo o mensajero del gran Rey". Los otros no entendieron qué les quería decir con esto y en cambio de su respuesta le dieron una paliza. Él siguió lo mismo de contento, cantando y rezando a Dios. Después volvió a Asís a dedicarse a levantar y reconstruir la iglesita de San Damián. Y para ello empezó a recorrer las calles pidiendo limosna. La gente que antes lo había visto rico y elegante y ahora lo encontraba pidiendo limosna y vestido tan pobremente, se burlaba de él. Pero consiguió con qué reconstruir el pequeño templo. La Porciúncula. Este nombre es queridísimo para los franciscanos de todo el mundo, porque en la capilla llamada así fue donde Fracisco empezó su comunidad. Porciúncula significa "pequeño terreno". Era una finquita chiquita con una capillita en ruinas. Estaba a 4 kilómetros de Asís. Los padres Benedictinos le dieron permiso de irse a vivir allá, y a nuestro santo le agradaba el sitio por lo pacífico y solitario y porque la capilla estaba dedicada a la Sma. Virgen

En la misa de la fiesta del apóstol San Matías, el cielo le mostró lo que esperaba de él. Y fue por medio del evangelio de ese día, que es el programa que Cristo dio a sus apóstoles cuando los envió a predicar. Dice así: "Vayan a proclamar que el Reino de los cielos está cerca. No lleven dinero ni sandalias, ni doble vestido para cambiarse. Gratis han recibido, den también gratuitamente". Francisco tomó esto a la letra y se propuso dedicarse al apostolado, pero en medio de la pobreza más estricta. Cuenta San Buenaventura que se encontró con el santo un hombre a quien un cáncer le había desfigurado horriblemente la cara. El otro intentó arrodillarse a sus pies, pero Francisco se lo impidió y le dio un beso en la cara, y el enfermo quedó instantáneamente curado. Y la gente decía: "No se sabe qué admirar más, si el beso o el milagro".

El primero que se le unió en su vida de apostolado fue Bernardo de Quintavalle, un rico comerciante de Asís, el cual invitaba con frecuencia a Francisco a su casa y por la noche se hacía el dormido y veía que el santo se levantaba y empleaba muchas horas dedicado a la oración repitiendo: "mi Dios y mi todo". Le pidió que lo admitiera como su discípulo, vendió todos sus bienes y los dio a los pobres y se fue a acompañarlo a la Porciúncula. El segundo compañero fue Pedro de Cattaneo, canónigo de la catedral de Asís. El tercero, fue Fray Gil, célebre por su sencillez. Cuando ya Francisco tenía 12 compañeros se fueron a Roma a pedirle al Papa que aprobara su comunidad. Viajaron a pie, cantando y rezando, llenos de felicidad, y viviendo de las limosnas que la gente les daba. En Roma no querían aprobar esta comunidad porque les parecía demasiado rígida en cuanto a pobreza, pero al fin un cardenal dijo: "No les podemos prohibir que vivan como lo mandó Cristo en el evangelio". Recibieron la aprobación, y se volvieron a Asís a vivir en pobreza, en oración, en santa alegría y gran fraternidad, junto a la iglesia de la Porciúncula. Dicen que Inocencio III vio en sueños que la Iglesia de Roma estaba a punto de derrumbarse y que aparecían dos hombres a ponerle el hombro e impedir que se derrumbara. El uno era San Francisco, fundador de los franciscanos, y el otro, Santo Domingo, fundador de los dominicos. Desde entonces el Papa se propuso aprobar estas comunidades.

A Francisco lo atacaban a veces terribles tentaciones impuras. Para vencer las pasiones de su cuerpo, tuvo alguna vez que revolcarse entre espinas. Él podía repetir lo del santo antiguo: "trato duramente a mi cuerpo, porque él trata muy duramente a mi alma".

Clara, una joven muy santa de Asís, se entusiasmó por esa vida de pobreza, oración y santa alegría que llevaban los seguidores de Francisco, y abandonando su familia huyó a hacerse moja según su sabia dirección. Con santa Clara fundó él las Damas Pobres o Clarisas, que tienen hoy conventos en todo el mundo.

Francisco tenía la rara cualidad de hacerse querer de los animales. Las golondrinas le seguían en bandadas y formaban una cruz, por encima de donde él predicaba. Cuando estaba solo en el monte una mirla venía a despertarlo con su canto cuando era la hora de la oración de la medianoche. Pero si el santo estaba enfermo, el animalillo no lo despertaba. Un conejito lo siguió por algún tiempo, con gran cariño. Dicen que un lobo feroz le obedeció cuando el santo le pidió que dejara de atacar a la gente.

Francisco se retiró por 40 días al Monte Alvernia a meditar, y tanto pensó en las heridas de Cristo, que a él también se le formaron las mismas heridas en las manos, en los pies y en el costado. Los seguidores de San Francisco llegaron a ser tan numerosos, que en el año 1219, en una reunión general llamado "El Capítulo de las esteras", se reunieron en Asís más de cinco mil franciscanos. Al santo le emocionaba mucho ver que en todas partes aparecían vocaciones y que de las más diversas regiones le pedían que les enviara sus discípulos tan fervorosos a que predicaran. Él les insistía en que amaran muchísimo a Jesucristo y a la Santa Iglesia Católica, y que vivieran con el mayor desprendimiento posible hacia los bienes materiales, y no se cansaba de recomendarles que cumplieran lo más exactamente posible todo lo que manda el santo evangelio.

Francisco recorría campos y pueblos invitando a la gente a amar más a Jesucristo, y repetía siempre: "El Amor no es amado". Las gentes le escuchaban con especial cariño y se admiraban de lo mucho que sus palabras influían en los corazones para entusiasmarlos por Cristo y su religión.

Dispuso ir a Egipto a evangelizar al sultán y a los mahometanos. Pero ni el jefe musulmán ni sus fanáticos seguidores quisieron aceptar sus mensajes. Entonces se fue a Tierra Santa a visitar en devota peregrinación los Santos Lugares donde Jesús nació, vivió y murió: Belén, Nazaret, Jerusalén, etc. En recuerdo de esta piadosa visita suya los franciscanos están encargados desde hace siglos de custodiar los Santos Lugares de Tierra Santa. Por no cuidarse bien de las clientísimas arenas del desierto de Egipto se enfermó de los ojos y cuando murió estaba casi completamente ciego. Un sufrimiento más que el Señor le permitía para que ganara más premios para el cielo.

San Francisco, que era un verdadero poeta y le encantaba recorrer los campos cantando bellas canciones, compuso un himno a las criaturas, en el cual alaba a Dios por el sol, y la luna, la tierra y las estrellas, el fuego y el viento, el agua y la vegetación. "Alabado sea mi Señor por el hermano sol y la madre tierra, y por los que saben perdonar", etc. Le agradaba mucho cantarlo y hacerlo aprender a los demás y poco antes de morir hizo que sus amigos lo cantaran en su presencia. Su saludo era "Paz y bien".

Cuando sólo tenía 44 años sintió que le llegaba la hora de partir a la eternidad. Dejaba fundada la comunidad de Franciscanos, y la de hermanas Clarisas. Con esto contribuyó enormemente a enfervorizar la Iglesia Católica y a extender la religión de Cristo por todos los países del mundo. Los seguidores de San Francisco (Franciscanos, Capuchinos, Clarisas, etc.) son el grupo religioso más numeroso que existe en la Iglesia Católica. El 3 de octubre de 1226, acostado en el duro suelo, cubierto con un hábito que le habían prestado de limosna, y pidiendo a sus seguidores que se amen siempre como Cristo los ha amado, murió como había vivido: lleno de alegría, de paz y de amor a Dios.

Cuando apenas habían transcurrido dos años después de su muerte, el Sumo Pontífice lo declaró santo y en todos los países de la tierra se venera y se admira a este hombre sencillo y bueno que pasó por el mundo enseñando a amar la naturaleza y a vivir desprendido de los bienes materiales y enamorados de nuestra buen Dios. Fue él quien popularizó la costumbre de hacer pesebres para Navidad.

fuente: ewtn.com

miércoles, 2 de octubre de 2013

Angeles custodios..


La Biblia nos habla muchas veces sobre los ángeles... de como nos acompañan... y nos protegen... y guardan nuestros caminos... decía san Basilio que “cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida”... pero que poco conscientes estamos de su compañía... por eso la Iglesia nos regala un día para recordarlos de manera especial... y para agradecerles por su amistad y ayuda... hoy, 2 de octubre, es la fiesta de los santos ángeles custodios...

Cantemos hoy a los ángeles,
custodios nuestros y hermanos,
que velan por los humanos
y van de su bien en pos.
Ven siempre la faz del Padre,
él los ampara benigno,
y luchan contra el maligno
en las batallas de Dios.

¡Oh espíritus inmortales!
Tenéis por reina a María,
sois su vital letanía,
su enamorada legión.
Por vuestro medio nos llegan
dones y gracias del cielo,
la fe, la luz, el consuelo,
la paz y la inspiración.

Terribles como un ejército
bien ordenado en batalla,
vuestra asistencia no falla
contra la insidia infernal.
Silentes guardas y amigos,
de nuestra noche luceros,
seréis nuestros compañeros
en la patria celestial.

La gloria a Dios que ha creado
ejército tan prolijo:
que adore sumiso al Hijo,
su rey y su plenitud,
y que al Espíritu Santo,
terrenos y celestiales,
le rindan universales
tributos de gratitud. 
Amén.
 https://www.facebook.com/tengoseddeti.org

Tolerar los Defectos Ajenos:



Aquellos defectos, personales o ajenos que no puedes corregir, debes tolerarlos con paciencia hasta que Dios lo ordene de otro modo. Puede acontecer que esto sea mejor para tu resignación y conformidad, porque de otra manera serían de poco valor para tus méritos.


Si alguno que tú amonestaste una o dos veces, no se enmienda, no te pongas a pelear con él, sino encomiéndalo a Dios, para que en todos nosotros, sus siervos, se cumpla su voluntad y la gloria de aquel que sabe transformar el mal en bien.

Procurar ser paciente para soportar los defectos y las debilidades del prójimo, cualesquiera fueren, pues tú también tienes muchas imperfecciones que los otros deben aguantar.

Si tú no alcanzas a ser lo que deseas, ¿cómo puedes exigir de los demás que sean conformes a tus aspiraciones?. Exigimos a los demás la perfección, pero nosotros no enmendamos nuestros defectos. Queremos que los demás sean estrictamente corregidos pero nosotros no.

(Tomas de Kempis, La imitación de Cristo, pág. 50-51)


Fuente:
Píldoras de Fe

martes, 1 de octubre de 2013

Hoy...Santa Teresita de Lisieux


EL «CUADERNO AMARILLO» DE LA MADRE INÉS
Dichos recogidos durante los últimos meses de nuestra santa Teresita
Sor Inés de Jesús
c.d.i.
6 de abril de 1897
6.4.1
Cuando no se nos comprende o se nos juzga desfavorablemente, ¿a qué defendernos o dar explicaciones? Dejémoslo pasar, no digamos nada, ¡es tan bueno no decir nada, dejarse juzgar, digan lo que digan...! En el Evangelio no vemos que santa María Magdalena haya dado explicaciones cuando su hermana la acusaba de estarse a los pies de Jesús sin hacer nada. No dijo: «¡Si supieras, Marta, lo feliz que soy, si escucharas las palabras que yo escucho! Además, es Jesús quien me ha dicho que me esté aquí». No, prefirió callarse. ¡Venturoso silencio, que da al alma tanta paz!

6.4.2
«Que la espada del espíritu, que es la palabra de Dios, esté siempre en nuestra boca y en nuestros corazones». Cuando nos encontremos con un alma poco agraciada, o nos desanimemos, no la abandonemos nunca. Tengamos siempre en la boca «la espada del espíritu» para reprenderle sus faltas, no dejemos pasar las cosas por conservar nuestra paz, luchemos siempre, aun sin esperanzas de ganar la batalla. ¿Qué importa el triunfo? Lo que Dios nos pide es que no nos detengamos por las fatigas de la lucha, que no nos desanimemos diciendo: «¡Peor para ella! No se puede conseguir nada, hay que dejarla por imposible». No, eso es cobardía, hay que cumplir con el deber hasta el final...

lunes, 30 de septiembre de 2013

“Lucha contra esa flojedad”



Eres tibio si haces perezosamente y de mala gana las cosas que se refieren al Señor; si buscas con cálculo o "cuquería" el modo de disminuir tus deberes; si no piensas más que en ti y en tu comodidad; si tus conversaciones son ociosas y vanas; si no aborreces el pecado venial; si obras por motivos humanos. (Camino, 331)

Lucha contra esa flojedad que te hace perezoso y abandonado en tu vida espiritual. -Mira que puede ser el principio de la tibieza..., y, en frase de la Escritura, a los tibios los vomitará Dios. (Camino, 325)

¡Qué poco amor de Dios tienes cuando cedes sin lucha porque no es pecado grave! (Camino, 328)
¡Cómo vas a salir de ese estado de tibieza, de lamentable languidez, si no pones los medios! Luchas muy poco y, cuando te esfuerzas, lo haces como por rabieta y con desazón, casi con deseo de que tus débiles esfuerzos no produzcan efecto, para así autojustificarte: para no exigirte y para que no te exijan más. (Surco, 146)


TEXTOS DE SAN JOSEMARÍA
http://www.opusdei.es/art.php?p=12508



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