En el cielo están
inquietos. Varios ángeles han llegado con mensajes dramáticos
de jóvenes que no encuentran el apoyo de sus padres a la hora
de seguir la vocación de Dios al sacerdocio o a la vida consagrada.
“¿Por
qué, Dios mío, mis padres no quieren que sea sacerdote?”
“Mi madre me ha dicho furiosa que no desea saber nada de mi vocación”.
“Ayúdame, Jesús, a encontrar fuerzas para hacer
lo que Dios quiere de mí”. “¿Cómo puedo
decirle a mis padres que Dios me quiere carmelita?”
Hay revoloteo
de alas, prisas, llamadas de emergencia. Querubines y serafines buscan
en los archivos las mejores respuestas dadas en los últimos
300 años. Pero un arcángel muy experimentado, con su
sabiduría milenaria, ha dicho la palabra definitiva: “A
nuevas situaciones nuevas respuestas: hemos de elaborar mensajes adecuados
a los tiempos modernos”.
Por fin, reina
la calma en el departamento “vocaciones para el nuevo milenio”.
Los ángeles, sin palabras (se comunican directamente, de espíritu
a espíritu) han preparado varios mensajes. Con la aprobación
celestial, según las indicaciones de la supervisión
divina, bajan a la tierra los primeros mensajes.
“Mensaje
urgente a Manuel. Dios esté contigo.
No
temas la oposición de tus padres. Si el Señor te ha
sugerido que te quiere sacerdote no va a dejarte abandonado precisamente
ahora, cuando más lo necesitas.
Lo
primero que te recomendamos es que sigas en oración. ¿No
recuerdas que Dios te había escogido allí, ante el Sagrario?
Vuelve con Jesús y dile lo que pasa en tu familia. Explícale
lo que tú dijiste, el enfado de tu padre, las lágrimas
de tu madre. Reza mucho por tus padres. Ellos están convencidos
de que te quieren, y no se dan cuenta de lo absurdo de sus miedos
ante tu vocación.
Necesitan
descubrir que el regalo más hermoso que Dios puede ofrecer
a una familia es invitar a uno de sus hijos a ser sacerdote. Necesitan
recordar que el hijo no es propiedad de nadie, sino de Dios.
Porque
tu padre y tu madre se amaban, Dios les regaló tu vida. Ahora
Dios les está dando un nuevo regalo: ¡un hijo sacerdote!
Pero no se dan cuenta, o no quieren ver, lo hermosa que es una vida
entregada a los demás. Ni lo maravilloso que es ver que un
día tú dirás las palabras de Jesús: Esto
es mi cuerpo... Esta es mi sangre... Tus pecados están perdonados...
No
tengas miedo. Confía, reza, ama. Hay tormentas que pueden durar
semanas, meses o años. Pero si estás junto a Dios, nada
te pasará.
De parte de Dios, Gabriel”.
“Mensaje
especial a Miriam.
Dios
te manda su bendición. Quiere darte fuerzas para cuando llegue
el momento de ir a hablar con tus padres. Quiere decirte que te ama
mucho, y que te toca a ti hacer descubrir esta verdad a papá
y mamá.
Sabes
que para ellos tú lo eres todo: la única hija ocupa
un lugar muy grande en los corazones de sus padres. Pero por eso mismo
Dios te ha invitado a ser una chica privilegiada, consagrada a Dios
para toda la vida.
Verás
llorar a tu madre, verás una cara muy seria, dramática,
en tu padre. Confía: ¿no será Dios tu Esposo?
¿No está cerca de ti María, la Madre de Jesús
y la Madre de todas las vocaciones? No dejes de rezar mucho, no dejes
de pedir ayuda a un sacerdote experimentado y prudente, no dejes de
mirar al cielo.
Dios
te quiere mucho, y quiere mucho a sus padres. Vamos a ayudarles a
comprender que la vocación de una hija es un regalo estupendo.
Ya querrían muchos otros padres de familia tener un hijo sacerdote
o una hija religiosa. Los tuyos tienen que madurar, tienen que crecer
en la fe.
Salve,
y sigue cerca de Dios”.
“Mensaje
al Sr. Francisco.
Dios
te bendice con cariño. Especialmente, Dios te bendice con la
vocación de tu hijo Carlos, que te acaba de pedir permiso para
ir al seminario.
Sé
que lo amas mucho, sé que soñabas otra cosa para él.
Pero, de verdad, si abres los ojos, si tienes un corazón de
padre bueno, sentirás cada día una alegría mayor,
porque verás a Carlos entre los seres humanos más felices
de la tierra.
Es
cierto que no te dará nietos según la carne, pero sí
miles y miles de nietos en el espíritu. ¿Ves esa multitud
de niños bulliciosos junto al sacerdote en la misa de 11? Un
día estarán alrededor de Carlos, y, en cierto modo,
también alrededor de ti.
¿Que
hoy la vida del sacerdote es muy difícil, que muchos despreciarán
a tu hijo, que habrá quien lo calumnie y lo persiga? Pues,
la verdad, deberías de sentir orgullo en vez de pena: ¡qué
privilegio ser padre de un hijo que imita tan de cerca a Jesucristo!
¿Que
es mejor un hijo que sea un buen abogado y no un hijo que sea un mal
sacerdote? Pues muchísimo mejor será un hijo buen sacerdote
que un hijo mal abogado.
No
te imaginas la paz que Carlos ofrecerá a los moribundos, la
ayuda que dará a los novios, la esperanza que distribuirá
entre los ancianos, las ayudas que repartirá entre los pobres,
la sonrisa que dibujará en los niños cuando empiece
a decirles que Jesús les ama.
Sr.
Francisco, de verdad, en el cielo eres envidiado. Y en la tierra,
sin que ellos lo sepan, sin que tú te des cuenta, miles de
personas esperan que apoyes a Carlos, que le acompañes en el
camino de su vocación sacerdotal.
Entonces
sí que podrás decir a tu mujer que Dios os ha bendecido
como a ninguna otra familia del mundo, que la amas mucho porque tú
y ella habéis sido generosos, porque tendréis ante Dios
a un hijo sacerdote para siempre.
Que
Dios siga contigo. Y que María, que también sabe lo
que significa ver a un Hijo que camina entre críticas y sustos,
te conceda la gracia de ser padre feliz de un hijo sacerdote, es decir,
de un hijo hecho pan fresco para ser repartido entre los hombres hambrientos
de esperanza”.
Fernando Pascual,
L.C.
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Fuente:http://www.fluvium.org/textos/familia/fam962.htm
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