Préstame Madre tus ojos, para con ellos mirar, si con ellos miro, nunca volveré a pecar-Catholic.net
gadgets para blogger

Arriba Vainillitas!

Photobucket
English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German documentales Spain cartas de presentación Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

domingo, 1 de julio de 2012

CRISTO VIVO!...


San Lorenzo de Brindisi, momento en el que el niño Jesús se le aparece durante la Misa. Del pintor alemán Gebhard Fugel


"En una ocasión, cuando mi confesor celebraba la Santa Misa, como siempre vi al Niño Jesús en el altar desde el momento del ofertorio. Pero un momento antes de la elevación el sacerdote desapareció y se quedó Jesús y cuando llegó el momento de la elevación Jesús tomó en sus manitas la Hostia y el Cáliz y los levantó juntos y miró hacia el cielo y un momento después vi otra vez a mi confesor, y pregunté al Niño Jesús dónde estaba el sacerdote mientras no lo veía. Y Jesús me contestó: 'En Mi Corazón'. Sin embargo no pude comprender nada más de aquellas palabras de Jesús".

Fragmento del Diario de Santa Faustina Kowalska,"La Divina Misericordia en mi alma".

Todos sabemos que el sacerdote, cuando celebra la Misa lo hace en persona de Cristo, es decir, que es el mismo Cristo el que celebra la Misa. Por eso aquí vemos que en el momento más importante de la celebración, el sacerdote desaparece y queda solo Jesús, que se ofrece al Padre eterno.

Nosotros tenemos que rezar y ofrecernos por la santificación de los sacerdotes, pues a través de ellos es que fluye la Misericordia de Dios al mundo. Ellos cada día 'sostienen' con sus manos a Cristo vivo, glorioso y resucitado, en estado de víctima.

¿Cómo no emocionarnos cuando vemos a un sacerdote cerca de nosotros? Cristo nos pide nuestras manos y pies para mostrarse al mundo. Pero las manos del sacerdote son las manos de Cristo de forma 'singular'. Y ¿Qué creemos que estamos haciendo cuando vamos caminando en fila, hasta el sacerdote que nos da la comunión?

Veamos una pequeña reflexión del Card. Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos:

'¿Qué harías si te hallaras delante de Jesucristo en persona? ¿Le abrazarías? ¿Le besarías? ¿Saldrías corriendo? ¿O te postrarías a sus pies? Estas preguntas no son baladíes, pues cada vez que un católico se acerca a comulgar, cuando se aproxima al sacerdote que está distribuyendo la Sagrada Comunión, se está acercando a Jesucristo en persona.

Se encuentra bajo las especies de pan y vino, pero es Él mismo. Si se nos presentara en carne y hueso, ¿le cogeríamos en brazos? ¿Por qué, entonces, algunas personas lo toman ellos mismos con sus propias manos? ¿No sería más natural, de acuerdo con la reacción lógica que tendríamos ante Jesucristo en carne y hueso, postrarnos de rodillas ante Él y recibirle directamente en la boca, sin atrevernos siquiera a tocarle?'

Según el Cardenal, eso se debe "al sentido que debe tener la comunión, que es de adoración, de reconocimiento de Dios". "Es sencillamente saber que estamos delante de Dios mismo y que Él vino a nosotros y que nosotros no lo merecemos".

Comulgar de rodillas y en la boca es para él una "señal de adoración que es necesario recuperar. Yo creo que es necesario para toda la Iglesia que la comunión se haga de rodillas". "De hecho, si se comulga de pie, hay que hacer genuflexión, o hacer una inclinación profunda, cosa que no se hace", nos dijo el Cardenal.

De acuerdo a nuestra fe es como actuamos. Si sabemos que Cristo está realmente presente, vivo en la Eucaristía, y hasta Isabel se sintió indigna de la visita de la Madre de su Señor: “Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: ‘... ¿cómo he merecido que venga a mí la Madre de mi Señor?’” (Lc. 1, 42). ¿Quién somos nosotros, indignos de poder 'comer' al Dios vivo y verdadero para que nos proporcione Su vida?

Si al nombre de Jesús deben doblar su rodilla "los seres del cielo, de la tierra y del abismo", con mucho más motivo debemos arrodillarnos en presencia de quien posee dicho nombre: Jesucristo mismo, sacramentado. Que nuestras palabras, actos, gestos, en una palabra, toda nuestra vida, sea alabanza de Su gloria.

Dios nos siga bendiciendo.

De mi amgio y hermano Alejandro María 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...