¡Madre! —Llámala fuerte, fuerte.
—Te escucha,
te ve en peligro quizá,
y te brinda,
tu Madre Santa María,
con la gracia de su Hijo, el consuelo
de su regazo,
la ternura
de sus caricias:
y te encontrarás reconfortado
para la nueva lucha.
La Virgen · Punto 516
CAMINO
San Josemaría Escriva
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