Mírame,
Señor, y dime si es cierto:
¿Cumplo
contigo, pero me reservo parte de mi gran capital?
¿Vivo
en tu amor, pero tengo otros cariños
que
tienen ruido material?
¿Pregunto
por Ti, pero a continuación, miro en otra dirección?
Mírame,
Señor, y dime si es cierto:
¿Te
miro, y por momentos, siento que algo no funciona en mí?
¿Tengo
más de lo que necesito?
¿Añoro
más de lo que tengo?
¿Vivo
demasiado pendiente de lo que nunca podré obtener?
Acaso,
Señor ¿no es eso riqueza también?
Mírame,
Señor, y dime si es cierto:
¿Soy
rico o pobre?
¿Tengo
interés por el cielo o simple curiosidad?
¿Te
pregunto por saber o, tal vez por quedarme tranquilo?
¿Me
acerco por quererte o, porque he oído algo de Ti?
Mírame,
Señor, y muéstrame la exigencia de la fe.
El ser
libre para caminar junto a Ti
Y,
sobre todo, Señor,
ayúdame
a descubrir “esa cosa” que me falta
para
que pueda entrar por esa puerta estrecha,
que
conduce a ese lugar de inmenso espacio,
de
alegría y de eternidad.
¿Lo
harás, Señor?
Y, si
por lo que sea, Señor, tu respuesta
no me
gusta o me sorprende,
no
dejes que me pierda en la riqueza que,
cuando
muera, será pobreza
incapaz
de ganar tan divina riqueza.
Amén.
P.
Javier Leoz
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