Comienza una nueva etapa en mi vida.
Sí; Señor. Porque, este momento que voy a inciar, es un período irrepetible. Ya no volverá.
Lo que no haga, tal vez, nunca tendré la oportunidad de realisarlo
Lo que haga, repercutirá para bien o para mal en un futuro próximo.
Por eso, Señor, quiero que me acompañes en este inicio del curso:
Que me des ILUSIÓN. Para iniciarlo con optimismo y ambición
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Que me des HUMILDAD. Para acoger todo aquello que sea bueno para mi crecimiento personal, cultural, intelectual y cristiano.
Que me des DOCILIDAD. Para no provocar situaciones que, a la corta o a la larga, puedan condicionar mi vida.
Que me des DELICADEZA. Para tratar con respeto a las personas y a las cosas de alrededor.
Señor;
Tú sólo eres perfecto. Y por ello mismo, porque yo soy hijo tuyo, quisiera que me ayudases a superarme, cada día, en aquello que me haga crecer y prepararme, como persona y como cristiano.
Amén.
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