Qué
triste es la vida de los que valoran más las cosas que las
personas.
Sufren y hacen sufrir a los demás, sin
ser felices.
Son pobres porque lo material es su
única riqueza.
Saben
ganar dinero, pero no saben amar ni ganar
amigos.
Si el materialismo te ciega, abre los
ojos y en una recta escala de valores, ama más lo espiritual que lo material,
más a las personas que a los objetos, más lo interior que lo
exterior.
Crece en humanismo para que goces de un
corazón bondadoso y sereno.
Dichoso
eres cuando tu hogar está primero que tu trabajo, cuando amas y cuando te
esfuerzas por amarte.
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