Primer sábado de Mes, y comienzo del mes en el que nació la
Madre de Dios.
María, queremos hacernos humildes como tú. A amar a Dios y al prójimo como tú.
A creer como tú, a esperar como tú. A ser castos, pobres, obedientes y
pacientes como tú.
Tú eres la 'llena de Gracia', Inmaculada, sin mancha de pecado desde el mismo
instante de tu concepción. Pero, junto a todo eso, tu eres 'libre'. Dios te
propuso ser la Madre del Verbo hecho carne y podrías haber dicho no...¡Qué
desgracia para toda la humanidad! ¡Cuánto te debemos, Madre! Humilde y llena de
amor por todos tus hijos, generosa y valiente, dijiste “Sí” , el sí de una
obediencia absoluta (“que se haga según tu palabra”). Con esa obediencia y
humildad, pisaste la cabeza de la 'antigua serpiente'.
Ahí donde Eva, por desobediencia provocó la caída del género humano, haciendo
su entrada el pecado y la muerte, por tu obediencia nos llega la gracia y el
que es la vida misma.
Tú le revelaste a Santa Brígida que nunca tuviste otro deseo más que Dios.
Ayúdanos para que eso mismo se cumpla en todos nosotros.
Decía San Bernardo: 'La Virgen conoce y ama a los que la aman, y está cerca de
los que la invocan; sobre todo a los que ve semejantes a ella en la castidad y
en la humildad'.
Tu concepción inmaculada llenó de gozo el alma de tu madre. En tu nacimiento,
los coros de los ángeles cantaban extasiados cantos de alabanza a aquella que
por designio de Dios iba a ser el 'Arca de la nueva Alianza', aquella que
encerrará dentro de sí al que los cielos no pueden contener. En Cristo, tu
Hijo, toda la humanidad se hizo semejante a Él, y pasamos a ser llamados de
'desterrados' a 'hermanos de Cristo' 'Pueblo de Dios' e hijos tuyos.
Movidos por este amor filial, cantamos tus glorias y maravillas, y con la voz
del ángel, mensajero fiel que te dirigió las palabras más bellas de parte del
Padre, te decimos:
Angelus Domini nuntiavit Mariae...
Ave María purísima. Sin pecado concebida.
Dios nos siga bendiciendo.
Alejandro María.